¿Por Qué Practicar Aikido?
Desde la primera técnica, como afrontar una caída, provocada por otro o no, Aikido plantea una manera diferente de encarar las situaciones. Una caída no es un error, todo lo contrario, es la primera y más básica defensa que posee el practicante, de la cual aprende su gran valor tanto para la supervivencia física como su contenido metafórico.
Su alta complejidad en las técnicas fomenta la práctica constante, enriqueciendo al practicante con la noción de que nunca terminara de incorporar por completo el conocimiento, empujándolo, así, a la búsqueda de su propia sabiduría -siempre enmarcada dentro de los principios humanitarios de este arte. Ganando, con esto, además, un invaluable concepto. Paciencia, que esta unido de manera férrea, al aprendizaje de cómo lidiar con la frustración.
Debido a esta complejidad, y a la intrínseca necesidad de un compañero para la práctica, Aikido, promueve una visión diferente, dentro del dojo no hay confrontación, sino aprendizaje. Entonces, el otro no es un agresor, es alguien que presta su cuerpo para que el practicante logre captar la esencia del Aikido, y viceversa, el que recibe la técnica, no solo aprende esto mismo, sino que además incorpora los limites de su cuerpo y como acomodarse con estos.
Junto a esta noción se plantea la no competencia. Ese otro que ayuda en las técnicas no es un oponente a vencer, el propio practicante se debe vencer a si mismo, controlando -sin reprimir- todos sus impulsos -reencausándolos-, por sobre todo comprendiendo que en la vida un agresor es un ser sufriente al cual es necesario hacerle comprender que la violencia no es un buen camino para disminuir tal sufrimiento.
No tenemos que olvidar que Aikido es un arte diferente ya que la práctica no presenta choques con el otro, sino la armonización con este, desarrolándose de esta manera su singular característica: Aikido no es avanzar ni retroceder, tampoco es mantenerse en el lugar, sino buscar nuevas direcciones desde donde observar el problema -el ataque. Estas nuevas direcciones ayudan a pensar en nuevas posiciones ante los conflictos diarios, haciendo salir a defensor y atacante de las posiciones de victima-victimario.
En síntesis, Aikido no es la mera incorporación de técnicas de defensa personal, sino que a través de estas se incorpora de manera contínua y relajada su filosofía, valores y visión de la vida, obteniendo de esto seres humanos en armonía con el entorno y con el propio yo.